domingo, 25 de noviembre de 2018

Unidad y dualidad, las dos caras de una misma moneda


Lo que soy soy, de eso no hay duda,
más porque creo ser otra cosa y hasta cuando seguiré haciéndolo,
es un misterio insondable mas allá del intelecto,
en cualquier caso, lo que soy siempre seguiré siéndolo.

Ya me adhiera a la ilusión de ser un ser espiritual especial,
o elija ser un don nadie, sin peso alguno en el mundo,
lo que en realidad soy, que es muy diferente de esto,
siempre observará este juego, desde un rincón remoto interno.

Ya decida el Ser vestirse de Maya y se llame a si mismo ignorancia,
o se desvista de toda artificialidad y se muestre como conocimiento,
su esencia no cambia ni por un instante, siempre se mantiene inalterable,
como la realidad del sol, sea o no cubierto de nubes.

¿Porque alimentar entonces la sutil coraza,
luchando con un aspecto del Ser al que la mente ha juzgado?
Si lo que únicamente es, elige un vestido u otro,
así es como debe ser, pues está en su poder decidirlo.

Vaciemos la vasija para que pueda por fin ser llenada del néctar de inmortalidad,
tanto de condicionamientos impuros que nos hacen perdernos en la más oscura maya,
como de aquellos que aún provenientes de la más alta verdad,
al moldearlos nuestra mente nos apartan de la verdadera experiencia.

Quedémonos únicamente con los ojos de un niño inocente,
que siempre expectante recibe cada vivencia como algo nuevo,
recibiendo todo aquello que sin proponérselo a él ha llegado,
como un regalo que el cielo para el ha diseñado.


Todos los caminos espirituales buscan alcanzar la meta y no quedarse a medio camino. La meta es la misma en todos. Ser, Dios, Verdad, Amor, Gozo, Yoga, Nirvana y muchos otros nombres se han utilizado para nombrarla. Pero la meta es siempre la misma independientemente del nombre por el cual la nombremos. La meta es el estado puro del Ser donde desaparece la dualidad sujeto objeto. Desaparece la ilusión de ver un mundo separado del Dios sagrado. Desaparece el espacio y el tiempo en la infinitud de lo eterno.

Una vez allí todo es evidente, la verdad se muestra transparente y clara. La duda ya no tiene lugar ni espacio. Instantáneamente todo cobra sentido como por arte de magia. Pero intentar aferrarse a esta profunda verdad sin la experiencia y el conocimiento interno de ello, no solo no conduce a donde tratamos de llegar, sino que puede crear sutiles capas en el ego difíciles de disolver en el camino de ascenso. Siendo el ego el maestro del engaño, sabe apropiarse incluso de lo más sutil y bello, de la realidad espiritual de uno y de todo. Podría entonces hacernos vivir en una burbuja ilusoria, haciéndonos creer que hemos alcanzado algo profundo, mientras que en realidad seguimos perdidos en una ilusión aún mayor.

Alcanzar la meta es un estado que solo uno puede certificar en sí mismo. Es independiente de las opiniones o juicios de otros.  Una vez hemos experimentado y recibido el conocimiento de nuestra esencia, esta no puede cambiar ni un ápice, independientemente de cualquier acontecimiento externo o interno. Es de hecho permanente y así se nos demuestra continuamente a partir de ese momento.

Pero la cuestión importante se nos plantea antes de alcanzar dicho estado, ya que si lo hemos alcanzado todas las palabras sobran, pues ya sabemos los que es en nosotros y en todo. Ahora bien, cuando nos estamos aproximando hacia este estado, si bien las palabras, enseñanzas, actitudes, acciones, etc., no serán el catalizador definitivo para que dicho cambio se produzca, podrían ser de gran ayuda en dicho proceso.

En este sentido podemos considerar varios caminos hacia nuestra meta y sus ventajas y peligros.

El camino advaita es el camino de la unidad. Es un camino profundo y que requiere una dedicación intensa. Ha sido el camino de grandes santos iluminados como Gyanesvara, Ramana Maharshi, Shankaracharya y otros. El sadhana de este camino se basa en la continua auto indagación, ¿quién soy yo y que es este mundo? Solo cuando a través de esta auto indagación desechamos todo lo que no somos, que es todo aquello que podemos percibir a través de nuestros sentidos y de nuestra mente, podemos alcanzar la realidad última de lo que verdaderamente somos, la conciencia indiferenciada.

Es por tanto paso obligado alcanzar el estado de conciencia sin pensamientos, Nirvichara Samadhi, donde permanecemos como testigos desapegados de lo que ocurre en nuestra mente y en el mundo exterior. Es permaneciendo en dicho estado durante un largo periodo de tiempo como avanzamos hacia el siguiente estado, Nirvikalpa Samadhi, aún previo al estado de realización del Ser único.  Pero cuando aún no hemos alcanzado la experiencia del estado de conciencia sin pensamientos, la paradoja que se nos presenta sería; ¿cómo ir más allá de la mente a través de la misma mente? Esta paradoja es bien explicada por diferentes maestros Advaita y Zen que detallan que solamente después de una prolongada e intensa práctica de la meditación y del autocontrol a lo largo de varios años, podemos empezar a experimentar el estado de equilibrio de la mente y posteriormente el de conciencia sin pensamientos o estado más allá de la mente.

Esta es una de las razones de que el camino Advaita tradicionalmente implicaba retirarse a vivir apartado del mundo en monasterios o ashrams guiados por un maestro iluminado que servía de vínculo y catalizador con la experiencia del Ser.  Por otro lado, también existe el riesgo de que, al no haber aún alcanzado la experiencia y el conocimiento del Ser, nuestro ego se identifique con este nuevo personaje espiritual que tratamos de implantar en nosotros. Esto podría crear una coraza en nuestro ego de gran dureza que en el momento adecuado nos impida reconocer la verdad y el camino a seguir, al asumir que ya tenemos el verdadero conocimiento. Por supuesto y a pesar de todo esto, el camino Advaita está basado en la verdad y puede ser apto para muchos buscadores.

De hecho, la auto indagación ¿Quién soy yo y que es este mundo? son imprescindibles para asentarse en los estados últimos de iluminación espiritual. La diferencia fundamental en la práctica de la auto indagación entre un proceso donde aún no se ha recibido la experiencia de los estados previos y otros donde si se ha recibido, es que en esta última dicha auto indagación se produce de un modo espontáneo y natural asociada a un autoconocimiento de lo que somos, que nada tiene que ver con la comprensión mental evidente cuando no hay experiencia interior de este estado. El proceso de auto indagación se convierte entonces en un juego de niños y va siempre asociado a estados de bhakti intenso donde emociones de amor y gozo por el Ser espiritual en nosotros y en los demás favorecen el ascenso hacia los últimos estados evolutivos de la realización de Dios.

También conviene destacar que el proceso de auto indagación y "negación de la realidad del mundo manifiesto", debe ser comprendido adecuadamente. Este cuento hindú del elefante salvaje puede iluminar este aspecto.

 "Un yogui se encontraba meditando bajo un árbol en las enseñanzas de su maestro y en las máximas del Advaita: TODO ES DIOS. Se encontraba absorto en pensamientos como, la tierra que me sostiene es Dios, el aire que me rodea es Dios también. Los pájaros que cantan sobre este árbol son Dios. Mi cuerpo y mente son Dios, todo lo que existe es Dios. Mientras se mantenía absorto y gozando de su meditación comenzó a oír ruidos de gente corriendo y gritando a su alrededor. Aunque un atisbo de temor surgió en su corazón, el siguió meditando, no tengo nada que temer, pues todo es Dios y el me protege al ser yo también parte de el mismo. Después de un rato un hombre se acercó tembloroso y le dijo; buen santo, hay un elefante salvaje que viene hacia aquí, sería mejor que se escondiese antes de que llegue. El yogui hizo caso omiso de la advertencia y en cambio reforzó aún más su meditación; Si todo es Dios, este elefante salvaje también lo es. Por tanto, nada me puede pasar por que Dios siempre me protege. Al poco rato se acercó otra persona con mayor agitación aun gritando; ¡Que ya viene el elefante salvaje, que todo el mundo se esconda! A pesar de esta otra advertencia el yogui siguió su meditación con más fuerza aún, pensando entonces; No tengo nada que temer pues Dios es todo. Incluso viendo mi gran fe y que no me escondo me protegerá sin ninguna duda. Finalmente vino otro grupo de personas gritando; ¡Que el elefante ya está aquí, esconderos todos! Pero de nuevo el yogui siguió su meditación aun sintiendo más claramente que tenía una gran fe y que nada podía ocurrirle.

Pocos instantes después el elefante salvaje apareció, cogiéndole con su trompa, zarandeándole bruscamente y finalmente lanzándole por los aires. El yogui, muy mal herido, quedo tumbado en el suelo entre lamentos, doliéndose de sus heridas. Después de ser curado se reunió con su maestro y con gesto desconforme le pregunto:  Maestro, si según tu enseñanza Todo es Dios, y el elefante también lo era, ¿porque entonces me atacó cuando yo meditaba en esta verdad?

Entonces su maestro le contestó; por supuesto todo es Dios, esta es la verdad suprema.  Pero al igual que el elefante salvaje era Dios, también lo eran los mensajeros que te mandó para que te fueras. Dios mismo te envío tres mensajeros uno tras otro, pidiéndote que te alejaras para ponerte a salvo. Pero decidiste no hacer caso de su advertencia, cegado por un conocimiento mental que aún no había asimilado tu corazón.

Este antiguo cuento hindú nos deja varias enseñanzas importantes. Incluso el conocimiento de la realidad última, el conocimiento Todo es Dios, puede mantenernos en una ilusión falsa si este conocimiento no es una parte de nuestro corazón y no ha surgido de la experiencia interna.

También nos enseña que cuando nos aferramos desde la mente a la irrealidad del mundo aparente, sin haber alcanzado aún la experiencia, cuando la mente separa Dios y lo manifiesto, maya y realidad, ignorancia y conocimiento, unidad y dualidad, como dos aspectos diferentes en su naturaleza última uno de otro, permanecemos aún en la misma ilusión de la que estamos tratando de escapar.

El Ser es en realidad lo uno y lo otro. Es solamente Ser, pero su juego de ser muchos al fin y al cabo es solo un juego y es representado por el mismo. Es por esta razón, él mismo. Son las dos caras de una misma moneda. El uno solo parece existir cuando desaparece el contrario. Aunque, Divina paradoja, solo existe el Ser realmente, que, aunque no tiene cuerpo ni forma ha decidido vestirse del ropaje que el mismo elije.  Es una paradoja que no puede comprender la mente humana, solamente la experiencia resuelve la duda para siempre. Intentar comprender lo ilimitado con un instrumento limitado siempre conducirá a imperfecciones.

El punto importante por todo lo expuesto sería como alcanzar entonces el despertar espiritual que nos lleva a la experiencia real del Ser.

Existe un aspecto primordial del Ser que es el encargado de este trabajo. Es el Atma Shakti, el poder del Ser, Kundalini. Si el Ser es la conciencia, Kundalini es su energía. Son de nuevo las dos caras de una misma moneda y no hay uno sin el otro. Si bien es el Ser la meta final de nuestro ascenso, solamente el despertar de su energía, Kundalini, puede llevarnos a dicha meta disolviendo en su ascenso toda ignorancia con la cual nos identificamos.  Es la chispa que cuando alcanza nuestro corazón, inflama en un solo instante el océano del Atman produciendo la experiencia de él mismo a través del instrumento humano.

Pero ¿estamos nosotros como buscador del Ser preparados y abiertos para recibir la cruz de la moneda como moneda misma o solo podemos aceptar la cara? ¿Solo podemos aferrarnos al ser y negamos toda ilusión como falso, o somos capaces de aceptar en lo manifiesto, en su poder, el mismo ser en otro aspecto? De nuevo nos encontramos en la misma paradoja, si intentamos comprenderla con la limitación de nuestra mente nunca permitiremos que esta se disuelva en el infinito.

Kundalini es otro nombre del Ser, como la fruta y su sabor, el sol y su calor o el perfume y su olor. Es solamente desde la energía que podemos llegar a la conciencia. Solo a través del despertar de kundalini podemos alcanzar el Ser. Shankaracharya lo expone claramente en el Saundarya Lahari donde describe con todo tipo de detalle los poderes de la Adi Shakti y como únicamente la Madre conduce al hijo hasta su Padre. Si Sadashiva representa el aspecto padre, Ser o Atman, Adi Shakti lo hace del aspecto Madre, energía o Kundalini.

Cuando recibimos el despertar de Kundalini alcanzamos la experiencia directa del Ser, una experiencia que ocurre en tan solo un instante y de un modo espontáneo y natural.  ¿Como es esta experiencia? La experiencia se produce a través del estado de conciencia sin pensamientos. Algo que parecía destinado solamente a yoguis avanzados se produce sin embargo desde el primer día  y puede ser gozado por cualquier persona sin ningún conocimiento ni practica previa. Es en ese estado de silencio mental donde uno va poco a poco identificándose con el Ser real. Entonces desde la propia experiencia las enseñanzas Advaitas cobran un nuevo sentido, un sentido que más que ser entendido de una forma mental, son vividas desde el corazón como un torrente de gozo interno.

Pero es conveniente aclarar que dicha iluminación interna se produce de un modo progresivo y cada persona necesitará de más o menos tiempo para profundizar en dicho estado dependiendo de su deseo, dedicación y estado de equilibrio antes de recibir el despertar de Kundalini. De hecho, la experiencia interna funciona como un catalizador para la transformación interna, pero solamente de forma momentánea, pudiendo volver a caer en nuestras tendencias latentes cuando no nos encontramos en meditación y silencio interior.  Solamente cuando se combinan la experiencia con el conocimiento se produce la transformación permanente, es el siguiente estado Nirvikalpa Samadhi, donde ya no solo no hay pensamientos sino tampoco dudas de nosotros mismos ni del todo. En Nirvikalpa no solamente experimentamos nuestra esencia, sino que la conciencia, el Ser, se une inseparablemente a ella haciéndonos plenamente conscientes de que somos dicha experiencia, somos dicha esencia. En este caso ya no hay vuelta atrás y se produce en nosotros un cambio permanente, muy diferente del obtenido en Nirvichara Samadhi.

Después de Nirvikalpa aún queda un gran salto para la meta soñada por todo buscador, la realización de Dios.

Pero quedémonos todavía con el primer paso, la experiencia del Ser a través de Nirvichara Samadhi. Es a través del mecanismo interno, y el sistema nervioso central, que la experiencia espiritual puede ser sentida y asimilada en el cuerpo humano que pertenece al mundo material. Somos en realidad el mecanismo perfecto donde la unidad y dualidad se funden, donde el mundo espiritual se une con el mundo manifiesto. Para profundizar más y más en el mundo espiritual, en la única realidad del Ser como conciencia indiferenciada, debemos antes comprender el mundo manifiesto que hay en nosotros, nuestras tendencias latentes que nos hacen reaccionar y comprender el mundo y a nosotros mismos de un modo u otro. No por negar la existencia del elefante salvaje, este abandonara su naturaleza y nos libraremos de su ira. Debemos afrontarnos a nosotros con una plena comprensión de lo que somos en este momento, aunque en el plano superior esto sea irreal como algo aislado del Ser único.

En el camino espiritual hay diferentes estados por los que debemos ir avanzando paso a paso. No podemos evitar todo el camino y saltar de un solo golpe a la meta. Debemos muy al contrario comprender cada obstáculo del camino, superarlo a conciencia y afirmarnos a cada paso en el nuevo estado que alcanzamos. Por esta razón si intentamos negar la realidad presente, de nuevo, aunque sea irreal en otro plano de conciencia, nos golpearemos continuamente y crearemos nuevas capas en esa cebolla que llamamos ego.

Hay un mecanismo y ese está dentro, ya lo describió Shri Krishna en el bhagavad gita como el árbol del conocimiento cuyas raíces están en el cerebro y cuyas ramas, hojas y flores van hacia abajo en el cuerpo.

Fundir las dos caras de la moneda, unidad y dualidad, es el único modo de experimentar la totalidad del Ser. Pero el proceso de fusión se produce desde el perfecto conocimiento de ambas caras. Solo después de experimentar en nuestro corazón el conocimiento interior de nuestra esencia espiritual como Ser sin forma y su energía el amor incondicional, podemos en nuestro libre albedrio elegir a través del discernimiento lo que en realidad somos y lo que no. El continuo discernimiento guiado desde el corazón por el mismo Ser y su poder, Kundalini, nos mantiene siempre más allá del alcance de Maya, en la unidad perfecta. Siempre sin luchar con lo irreal, con nuestros apegos, debilidades o ego, sino aceptando de buen grado su imposición sobre el Ser en un momento particular de nuestro ascenso. Una vez que aceptamos nuestros errores estos pueden ser transmutados. Cuando los negamos o luchamos contra ellos en realidad se produce una identificación con ellos, y esta identificación impide que puedan transformarse y evolucionar. De algún modo nos agarramos a ellos dándoles fuerza y energía.

Él es y no es al mismo tiempo,
maya su poder de autoengaño, comparte su naturaleza última,
todo emergió de El en un momento sagrado,
y volverá a Él en otro momento igualmente señalado.

Es evidente que si de El salió todo, Él es todo,
tanto lo uno como lo otro,
y solo merece respeto y reverencia suprema,
la elección de Ser o no Ser que tan solo está en su mano.


jueves, 13 de septiembre de 2018

Bhakti y el extasis del corazón

En Sahaja Yoga se combinan de un modo hermoso  los tres caminos principales del yoga, el bhakti yoga, el karma yoga y gynana yoga.

El Karma yoga representa la energía de la acción y por tanto del lado derecho. Desarrolla en nosotros cualidades de disciplina y rectitud que son sin duda importantes en el camino de ascenso espiritual. Pero debemos ser conscientes de los riesgos que puede acarrear  ya que sin darnos cuenta  podemos volvernos fanáticos y rígidos en nuestras ideas, desviándonos entonces del verdadero ascenso. Cuando usamos las diferentes técnicas de Sahaja Yoga, los mantras, los pujas o havans, realizamos karma yoga, que si no está combinado y equilibrado con el Bhakti Yoga y el Gynana yoga se convierte en meras acciones vacías sin contenido sutil y espiritual. 

El Gynana yoga es el camino del canal central y la esencia es el conocimiento. Solamente cuando a través de nuestra experiencia en la meditación y en nuestra vida realizamos nuestra esencia, se empiezan a manifestar los poderes intrínsecos a  dicha esencia. Pero para alcanzar dicho conocimiento es necesario  permanecer en estado de meditación profunda y mantener este estado durante un periodo continuado de tiempo. 

Pero en realidad hoy quería compartir mi experiencia con el Bhakti Yoga. Si alguien me preguntase cuál de estos tres caminos es más directo y satisfactorio sin duda diría que el Bhakti Yoga.

Bhakti es la esencia del espíritu que se manifiesta en el lado izquierdo como un amor superlativo hacia la esencia Divina. 

Es un arrebatador flujo de energía amorosa que disuelve en un instante toda negatividad, bloqueo e ignorancia. 

Solamente el flujo de las lágrimas de amor pueden expresar tal emoción que se expande hasta el infinito y nos funde con Dios en un instante.

Es sentir la presencia del Señor o de nuestra Madre con una intensidad abrumadora, sentir su caricia, su sonrisa, su mirada compasiva y protectora, su suprema grandeza y poder.

Y en ese amor del Señor hacia su siervo y del siervo hacia su Señor los dos se funden en un baile cósmico de  emociones indescriptibles donde cada célula del cuerpo parece embriagada de néctar. 

Y cuando en amor hacia su Señor el devoto recibe el conocimiento de su propia esencia, entonces, al saber que todo lo que le llena y da vida es solamente su Señor amado y que lo que había llamado yo  era en realidad una mentira ilusoria, el amor se multiplica hasta el infinito produciendo el fruto de la entrega incondicional por toda la eternidad.

El que prueba este plato de los cielos  nunca lo cambiaría por ningún otro. El devoto entregado a su Señor no pide por su iluminación en ningún modo, en cambio en perfecta unión con Él, le ofrece vivir innumerables vidas de sufrimiento para ayudar en su juego cósmico.

Más a pesar de todas estas palabras el Bhakti es indescriptible. El Señor y el devoto desaparecen quedando tan solo uno. Un amor sin palabras ni forma pero que envuelve y llena todo lo creado.


Este bhakti es la energía primordial de Nuestra Madre Adi Shakti hacia Su Señor Sada Shiva. Es ese mismo amor el que se ha sembrado en el corazón humano y el que permite al devoto fundirse con su Señor en un sagrado éxtasis del corazón .






martes, 9 de enero de 2018

Nirvikalpa y el Agnya Chakra

Aunque  bien conocidas por todos los sahaja yoguis las cualidades del perdón y la compasión del Agnya Chakra no siempre son entendidas correctamente. 

La base de todas la cualidades del Agnya Chakra es la compasión Divina pero; ¿qué es la compasión en realidad? Quizá pensemos que la compasión es el sentimiento amoroso y protector que surge del corazón cuando vemos a otra persona que está sufriendo o necesita algo y que nos hace ayudar a los demás mientras sentimos; esta pobre persona necesita esto o aquello y como yo no tengo esa carencia le quiero ayudar.... Este sentimiento que identificamos con la compasión nos hace dar una limosna al vagabundo, dejar dinero al amigo que lo necesita, donar cualquier bien a personas de un país tercermundista o cualquier otro gesto similar.

Pero debemos ser conscientes de que este sentimiento que llamamos  compasión está surgiendo desde una comprensión errónea de la realidad espiritual del mundo y por tanto no es la verdadera Compasión Divina. La razón principal es que esta compasión surge del sentimiento de separación donde vemos a la otra persona necesitada por un lado y  nosotros con la capacidad de ayudar por otro. En el estado de separación el sentimiento amoroso de compasión esta tintado por nuestro ego.

La verdadera compasión surge desde la comprensión profunda de que el otro es yo mismo. En este estado de unión la ayuda, si es necesaria, surge de un modo espontaneo sin asumir uno mismo que está ayudando en modo alguno. Si ayudamos monetariamente a otra persona en realidad nos ayudamos a nosotros mismos ya que no existe el otro sino que somos uno solo. De este modo el gesto material económico o de cualquier otro tipo va cargado de la compasión Divina volviéndose un gesto trascendental para todos los implicados. 

Este es el comienzo de la manifestación de las cualidades superiores del Agnya Chakra que descubrimos cuando entramos en el estado de Nirvikalpa.  

Cuando alcanzamos la comprensión de que nuestra esencia es Madre, la compasión Divina, comenzamos a derramarla en el colectivo y las cualidades del perdón surgen de un modo natural y espontáneo. Pero hay una cualidad superior al perdón aunque directamente ligada a él y es el sacrificio. Esta cualidad fue la que manifestó El Señor Jesucristo cuando se aproximó a la cruz, sabiendo lo que le esperaba, aceptando el sufrimiento de buen grado para conceder a cambio la salvación.

Si observamos la vida de todos los grandes santos podremos reconocer este gesto de sacrificio. Todos ellos fueron torturados, criticados, maltratados y muchos de ellos incluso asesinados. Mas ellos eran bien conscientes de que en su interior solo existía el amor divino y lo derramaban indiscriminadamente allí donde iban. Es sintomático que siempre se haya repetido en la historia de la humanidad el maltrato a los santos, especialmente en los comienzos de su andadura espiritual. Esto muestra que dichos acontecimientos en las vidas de los santos son parte del proceso de expansión espiritual donde la compasión se amplía hasta llegar a los mayores sacrificios imaginables por amor al espíritu en todos. Aquí el perdón ya está asumido previamente y el santo se aproxima hacia su penitencia y la recibe de buen grado para poder conceder el amor de Dios a cambio.

En Sahaja Yoga también pasamos en muchos casos por un proceso similar y debemos aprender el arte de saber recibir la crítica o el odio y  mantener siempre el flujo amoroso en nuestro corazón.

Cuando profundizamos en el amor de Dios comprendemos que Él es nuestra misma esencia. Sabemos que allí donde vayamos somos un instrumento para que ese amor de Dios que es su mismo cuerpo bendiga a todos los que nos rodean, sabemos que somos el catalizador para que otros alcancen el estado de Nirvikalpa,  adoramos a todos los que nos rodean porque sabemos que son en realidad Madre. Entonces deberíamos   ir como nuestra misión principal en la vida, a todas las reuniones colectivas para recibir la crítica y el odio y derramar ese amor sublime a cambio.

Este es el mismo gesto de sacrificio que nos enseñó Jesús y debemos comprenderlo y desarrollarlo a través de nuestra propia experiencia.

Este hecho me hace reflexionar que aquellos yoguis que se vuelven focos de la crítica en muchos casos colectivamente podrían quizá ser en realidad aquellos que están profundizando más. También me hace reflexionar que ese juego donde somos criticados y atacados que podría parecer malvado, en realidad podría ser el regalo divino para ayudarnos a desarrollar cualidades que  están muy próximas a la esencia más sutil y profunda del Divino.


Este proceso de sacrificio expresa el nivel supremo de entrega. En esta entrega el alma está dispuesta a sacrificarse eternamente en el altar del amor Divino.