El deseo puro de experimentar el espíritu
ha de ser verdaderamente puro, lo cual significa que ha de estar
totalmente limpio de la influencia del ego y el superego. La influencia
del ego hace que al desear tengamos la expectativa de recibir lo que
deseamos. Si no lo recibimos nos produce
desasosiego e impaciencia. Este tinte de ego en el deseo puro hace que
la respuesta del océano de amor no sea tan directa y rotunda.
El
deseo puro fluye espontaneamente como las llamas de un fuego ardiente elevandonos hacia
Madre. Pero en vez de tener la expectativa de
recibir una respuesta debemos afirmarnos en una fe
inquebrantable en el hecho de que Madre nos va a bendecir del mejor modo
posible en el mejor momento posible. Ya sabemos que vamos a ser
bendecidos. Ya sabemos que vamos a experimentar el espíritu de un modo
total. Ya sabemos que todo el universo está conspirando para elevarnos.
Si es así; ¿cómo colocar expectativas en el interior de este espacio rebosante de fé?
La
fe de que lo conseguiremos es la herramienta que
aviva el fuego del deseo puro. Pero; ¿Porqué habría de ser hoy, mañana o
el próximo año? Nuestro momento mágico ya ha sido decidido en el
corazón del espíritu sagrado. Ya todo ha sido culminado. Que diferencia
hay si la manifestación material se produce hoy o dentro de algunos
años? ¿Acaso no tiene el espíritu, el poder de decidir jugar el juego de
la creación, el tiempo que considere apropiado?
Se
ha de producir en nuestro interior la realización de que ya hemos sido
bendicidos, hecho este que produce el estado de satisfacción
imperturbable donde todo se convierte en bendición. Incluso los hechos
asi llamados "negativos" se convierten en instrumentos para asentarnos
con mayor firmeza en el estado de Kalyan donde todo son bendiciones. En
este estado no caben expectativas de ningún tipo, ni impaciencias, ni
desasosiegos.
En este video Madre habla de ello.
En este video Madre habla de ello.
Vivir
en este estado de satisfacción, esperando la experiencia total con
deseo ardiente, pero con paz y confianza, es aprender a ver el juego del
espíritu del mismo modo en las partes
buenas que las partes malas de la vida. Aprender a aceptarlo todo con un corazón ferviente por amor al Señor.
Aprender a adorar al Señor en lo bueno y en lo malo. Aprender a abrir el
corazón al Señor en todas y cada una de sus manifestaciones en el
mundo.
Madre
es todo y siempre lo ha sido. Puedes estar más cerca de ella ahora en el
lugar que te encuentres, de lo que muchos han estado cuando estaban en
su presencia física. Puedes hablar con ella ahora y siempre, mas
directamente de lo que han hablado otros con ella en su presencia
física. Porque ella es tu, ella es todos. Si la encuentras en el
interior del corazón te vuelves uno con ella y esta unión es total.
Nunca sentirás algún defícit por no haber estado en su presencia física. Su
presencia espiritual es mucho mayor y
más amplia, sin limitación ni forma.