domingo, 31 de enero de 2010

La vida, néctar de inmortalidad.

Nuestra vida cotidiana, que en algunos casos puede parecernos vulgar, triste, o llena de tensión, es en realidad el camino que ha sido diseñado por Dios especialmente para nosotros, para nuestro ascenso y purificación.

Nos suceden innumerables experiencias, algunas positivas y que nos hacen gozar y otras muchas que consideramos negativas porque contradicen nuestros deseos. Cuando sufrimos experiencias que contradicen nuestros deseos, solemos reaccionar con agresividad, dolor, y frustración. En esa reacción interna reside el problema de nuestro sufrimiento, y no en la situación externa que es simplemente un contexto producido por nuestro propio estado interior. Si somos personas con tendencia a ser dominados y nos sentimos débiles e inferiores a los demás, produciremos un contexto en el cual encontraremos a otras personas que tratarán de dominarnos. Y esta situación aparentemente negativa, es el maravilloso juego que Dios diseña para mostrarnos nuestros conflictos internos.

La energía divina en su esencia conduce al universo y a cada ser individual hacia su evolución, hacia su ascenso a un estado de gozo supremo. Pero para ascender a un estado de gozo y paz primero hay que abandonar todas nuestras tendencias negativas, y nuestras reacciones agresivas o deprimentes. Pero nos agarramos a ellas como si fuesen un salvavidas, cuando en realidad son una serpiente venenosa que a cada picotazo nos envenena el alma.

Si tuviésemos los ojos de un niño, que ve la vida como una aventura maravillosa, que se enfrenta a cada situación como si fuese un juego, y que vive el presente únicamente, podríamos descubrir el néctar de inmortalidad de la vida misma, que impulsa incesantemente el mundo hacia el amor supremo. Cada situación que se nos presenta es un preciso decorado que trata de mostrarnos lo que nos perturba interiormente. Cada persona con la que nos cruzamos, un mundo lleno de matices que nos da la mano para elevarnos al reino de los cielos. Y así veremos el precioso trino del pájaro, el purísimo azul del cielo, el aire que nos refresca y limpia, el gozo que en cada instante vibra con armoniosa melodía.

Aceptaríamos todo los que nos sucede sin haberlo pretendido, y confiaríamos en el Ser Supremo, que siempre con atenta mirada nos ama sin descanso.

Meditacion del amor.




Aquí tenéis una meditación de 12 minutos. Poned las manos hacia la fotografía, cerrad los ojos y dejaros llevar por vuestra energía interior.

Descargar meditación

Neti, neti, las palabras purificadoras.

En nuestra mente, siempre cargada de energías perturbadoras, se manifiestan multitud de pensamientos. Estos pensamientos por lo general están siempre orientados a los problemas y dificultades en nuestra propias vidas, y producen en nuestro estado físico y psiquico estados de intranquilidad y malestar. Si tenemos problemas económicos, nuestra mente nos enviará incesantemente pensamientos relacionados con ellos, acentuando nuestro malestar, insatisfacción y preocupación. Si tenemos problemas en la relación con alguna persona, nuestra mente siempre manifestará pensamientos en relación a ello, y en la mayoría de los casos sin aportar soluciones constructivas, sino simplemente regodeándose en la situación de tensión, ya sea atacando a la persona con la tenemos el conflicto o a nosotros mismos.

En la tradición espiritual de India, los santos que buscaban la verdad apartándose de la sociedad y del mundo, utilizaban unas palabras con gran profundidad espiritual para limpiar todas estas tendencias negativas de la mente. Estas palabras mágicas eran, "neti, neti, neti", que significan, "yo no soy eso, yo no soy eso". Cada vez que se manifestaban en su mente pensamientos conflictivos, pensamientos negativos, pensamientos que producian cualquier tensión interior, conscientemente repetían con sinceridad; "yo no soy eso, yo no soy eso, yo no soy eso". Estas palabras a modo de borrador, borraban estos pensamientos de la mente, permitiendo que la paz y la tranquilidad armonizaran el ser interior. Cuando decimos, "yo no soy eso", en realidad estamos quitando la energía que alimenta el pensamiento, ya que dicho pensamiento siempre surge desde la falsa identificación con dichos problemas. Cuando practicamos esto de un modo alegre y jugetón, sin tensiones, alimentamos nuestra identificación con nuestro verdadero ser, el espíritu, que en si es paz, amor y gozo.

Esta práctica es realmente efectiva, si lo practicamos como un juego. Como si estuviesemos jugando a un videojuego donde aparecen estos pensamientos, y en el momento que los percibimos, lanzamos esta frase purificadora que lo borra con dulzura.