domingo, 10 de septiembre de 2017

La guerra interna

Ayer en la meditación colectiva en Londres vimos un video que me impacto profundamente. Es el Navaratri Puja del 2001. 

En la charla Madre describe el peligro de las escuelas de odio (madrasas) que hoy día se extienden por todo el mundo contaminando el corazón de muchas personas y fomentando el terrorismo.

Madre se muestra extremadamente preocupada con este problema e incluso llega a mencionar que si esta energía destructiva sigue creciendo podría ser el final de la humanidad.

Después de describir el funcionamiento de estos grupos destructivos y malignos Madre nos describe como nosotros como sahaja yoguis podemos ayudarla a ella y al mundo a combatir esta negatividad. 

Solo el amor puede luchar contra el odio.

En esta charla Madre nos pide con gran preocupación que seamos completamente sinceros y observemos a cuantas personas aún odiamos, a cuantas personas juzgamos, a cuantas rechazamos y a cuantas en cambio amamos y aceptamos. Nos pide que elijamos desterrar el odio contra cualquier persona incluso en el caso de que esta persona nos haya hecho daño. 

Esta guerra entre el amor y el odio se está librando en el interior de cada uno de nosotros. 

En mi propia experiencia he observado que esta guerra interna es un juego muy sutil ya que nuestro ego es experto en justificar la semilla del odio basándose en hechos que juzga negativos en los demás. Pero lo cierto es que no hay justificación al odio, especialmente para los sahaja yoguis que son los responsables primeros de eliminar la semilla del mal en su interior para después alimentar al mundo con el fruto del amor puro.

Es muy evidente y lógico que si aún mantenemos la semilla del odio  en nuestro interior el amor de Madre no podrá manifestarse plenamente.


Si hay tan solo una persona en el mundo a la que rechazamos, juzgamos y por ende odiamos, no podremos alcanzar el corazón de Dios donde todos son el mismo y su amor incondicional.

Cuando nuestro corazón se resiste a abandonar el odio basandose en memorias tristes o dolorosas con otras personas, el conocimiento de la verdad podría ser el catalizador para transformar la oscuridad en luz en nuestro interior. El conocimiento de la verdad es que somos lo que somos y siempre lo seremos. Somos una partícula diminuta y a la vez todo lo que existe. Somos la conciencia que sin ocupar ningún espacio a la vez llena todo el espacio existente. Somos existencia pura, sin forma, sin nombre, sin atributos, sin nacimiento ni muerte. Somos el vacio y a la vez la energía del amor que todo lo ha creado. Somos el mismo ser en todos los seres. 

Así pues si todos son una célula del amor Divino, ¿cómo no amar su esencia que es tan bella y adorable? 

Lo que rechazamos o juzgamos en los demás no es mas que una cascara transitoria y sin vida propia, un recipiente vacío que aparece y desaparece cuando la esencia así lo decide. ¿Porqué entonces resistirse a la trasmutacion del odio en amor en nosotros y de este modo impedir que la luz ilumine nuestro corazón completamente?



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